Bermejo

LA VIDA CUESTA. En recuerdo de BELÉN BERMEJO


LA VIDA CUESTA. En recuerdo de BELÉN BERMEJO

Por Monica Rita Bedana*

Hoy hace un año.

Traducíamos a Galdós y recibí un mensaje.

Tuve que parar la clase, respirar hondo, tragar polvo espeso como de derrumbe y explicarles a los estudiantes que se nos había marchado una luminosísima galdosiana: Belén Bermejo.

Un año antes, cuando las dos andábamos metidas en el mismo episodio personal, nacional y humano del cáncer, le escribí Belén, vuelvo a traducir y a dar clase de traducción, un Galdós cortito e inédito, ‘El crimen de la calle Fuencarral’; dicen los médicos que ahora la vida me da como para hacerlo. Como siempre, me llovieron corazones en el teléfono.

Ella era de la UAM y del Ramiro y también de Galdós, sobre el que hizo una tesis de doctorado que no llegó a acabar y que yo hubiera pagado cualquier cosa por tener en mis manos en los meses de vacío que vinieron después de ese 27 de junio de hace un año. Seguí tragando polvo espeso y traduciendo a Galdós por ella, casi como si ese trabajo, hecho con el linimento de mis alumnos, completara su tesis y solo por eso tuviera un sentido.

Junio ha vuelto –hacía un año que lo temía- y la cubierta con la que ha salido El crimen de la calle Fuencarral es del mismo rojo que la barra de labios talismán de Belén, la que enmarcaba su sonrisa radical. Ambas teníamos asumido que, de todas formas, enfermedad o no, siempre tendríamos más palabras por leer que días a disposición para hacerlo, y que eso también era una putada muy grande.

No he conocido a nadie que tuviera su misma curiosidad intelectual de vértigo, su capacidad de fijar la complejidad del mundo en tan solo unos destellos, su claridad y su rigor sin engreimiento. De su trabajo he aprendido que las palabras deben y pueden expresar sin cursilería eso que llamamos hondura del sentir, intimidad, amor.

Su ejemplo sobrio y, a la vez, su entrega generosa, me han ayudado a tenerme de pie en el vendaval que nos sacudía. Hoy todo el aire es frontera/ toda la tierra carne cruda/toda la tierra**. Y, dicho sin cursilería, te echo de menos y la vida cuesta, cuesta, cuesta, Belén, hermana.

 

** PeCasCor, Opiniones personales, de Poemas encadenados, Seix Barral. Pedro Casariego de Córdoba era el poeta preferido de Belén Bermejo.

 

 

* Monica Rita Bedana es directora de la Escuela de Lengua Española de la Universidad de Salamanca en Italia y traductora literaria.

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